viernes, 17 de mayo de 2013

PRONUNCIAMIENTO

Movimiento Docente
Letras y Números: Consenso, Ética y Responsabilidad

NO ES UN INSTANTE DE ALEGRÍAS O TRISTEZA

Para vivir mañana debo ser una parte
de los hombres reunidos(…).
no es un instante de alegría o tristeza:
la tierra es ancha e infinita
cuando los hombres se juntan.

Washington Delgado

La respuesta más común frente a resultados electorales en cualquier organización o entidad es apresuradamente celebrar, los que obtuvieron la victoria, o caer en depresión, quienes no la obtuvieron. Después, lo más frecuente es que siga el acomodo en cargos y el pago de votos entre los ganadores; y entre los perdedores las críticas, generalmente no propias o interna, sino a quienes se les pretende endilgar la culpa por la derrota. Esta actitud generalizada en la politiquería responde a la ausencia de una verdadera perspectiva de consenso y diálogo, que otorgue al compromiso práctico con la institución una perspectiva histórica.
En la Decana de América, se ha impuesto entre los activistas un “cultura oportunista” que se resume en la idea: “sin el poder, todo es ilusión”. En otras palabras, hay que permanecer en la “movida”, lograr algún cargo, sinónimo de cuota de sobrevivencia que, sobre la base de los recursos a los que tenga acceso, son la garantía que la agrupación política va crecer. Ello explica las sorprendentes mutaciones partidarias, las sorpresivas decisiones, los acuerdos bajo la mesa y la inadvertida sobrevivencia de muchos rostros, que transitan por diversas organizaciones, sin importan que representen opciones ideológicas o programáticas totalmente opuestas.
En Letras y Números asumimos la contienda electoral de otra manera: como una ocasión para realizar una evaluación crítica seria y responsable. Nuestra lectura de los resultados de la votación se impone por encima de las alegrías y las tristezas desatadas. En el debate interno previo a la contienda electoral se vislumbraron dos alternativas: hacer campaña por el voto en blanco/nulo o el ausentismo, para denunciar esta “cultura oportunista” que se ha vuelto hegemónica en la universidad o participar nuevamente en un frente amplio –conservando nuestra identidad– que busque la unidad de todas las fuerzas de oposición a la actual gestión. Se impuso esta segunda en atención a una demanda de otros sectores que han mantenido una posición crítica a la anterior y actual gestiones rectorales de la universidad.
Contrariamente a los que muchos imaginan, nuestra interpretación de los resultados –independientemente del hecho de haber logrado representantes en la Asamblea Universitaria–, es de profunda preocupación porque creemos que una palabra define lo que la comunidad académica nos ha querido decir en el este proceso electoral: estamos en una profunda crisis.
Algunos datos confirma esta conclusión:
a)      Un 24 % de votos blancos, nulos/viciados y ausentes expresan que una cuarta parte de lo colegas están inconformes, desesperanzados e indiferentes con el actual sistema de representación y elección de las autoridades democráticas de la universidad, porque ha caído en manos de operadores políticos y ya no confían en él.
b)      Las alianzas o frentes electorales ya no expresan un verdadero espíritu de consenso y acuerdo, sino por el contrario para muchos un acomodo oportunista de cupos y cargos sin otro criterio que la ventaja corporativa de los grupos sectarios existentes.
c)      La mesa anulada en Ciencias Biológicas, la campaña oficialista hecha de obsequios, promesas y ofrecimientos, para captar a los indecisos, y de mentiras, injurias e insultos, con el objetivo de manipular los miedos contra la oposición, demuestran que en la vida política universitaria más importan los intereses particulares y los temores que las propuestas, programas o planes académicos.
Evidentemente, estamos convencidos,  ahora más que nunca, que la universidad peruana en general y la Decana de América en particular requieren de una nueva ley universitaria en la que se separe la actividad y el compromiso académico de la comunidad docente de sus tareas de gobierno y gestión. Tanto la Asamblea Universitaria, como los Consejos de Facultad, deben ser órganos en donde se diseñen y acuerden las políticas educativas, de investigación, de extensión y proyección social, para periodos a largo plazo (una década mínimo). Mientras que la gestión administrativas y la ejecución de dichos planes tiene que ser responsabilidad de profesionales externos capacitados y experimentados en tales obligaciones.  La elección del rector, vicerrectores, decanos y directores de facultades, debe ser a través de una votación universal ponderada entre candidatos que muestren una hoja de vida trascendente a nivel internacional o por concurso público como en los países de mayor desarrollo científico y tecnológico, cuya continuidad dependa del cumplimiento de sus planes de trabajo previamente aprobados.
Así, la universidad más antigua del continente, y el país en general, tendrá una universidad pública en donde los docentes investiguen y dicten clases, los estudiantes estudien y los trabajadores trabajen. Tal como solía predicar el Dr. Antonio Cornejo Polar, destacado crítico literario de fama internacional, que fue rector de nuestra casa de estudios.
Sólo así desterraremos gestos de genuflexión, como los producidos en Química, Ingeniería de Sistemas, Veterinaria, Psicología, Electrónica y Educación. Recuperaremos un auténtico compromiso con la vida académica y reduciremos a la mínima expresión a aquellos colegas que se dedican a servirse de la universidad y no al revés.
¡Defender la universidad pública es la principal política de inclusión social!
¡No hay desarrollo sostenible sin una sólida universidad pública!
¡San Marcos es sinónimo de producción científica nacional!

Letras y Números: Consenso, Ética y Responsabilidad
http://lasletrasylosnumeros.blogspot.com
Escríbenos a: letrasynumerossanmarcos@gmail.com
Lima, 15 de mayo de 2013.

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