viernes, 7 de noviembre de 2008

Pronunciamiento

Agere sequitur esse (tal como es, así actúa)

Como ocurre con el Perú, San Marcos parece oscilar entre periodos de estabilidad y de caos, de autoritarismo y democracia, de desacato a las leyes y normas, y de respeto a las mismas. Muchas interrogantes suscita esta constatación, pero tal vez la que resume a todas es: ¿por qué nuestra comunidad universitaria no puede seguir en forma consensuada y continuada por la vía de la gobernabilidad, la institucionalidad y la democracia?

Esta pregunta posee una contundencia tremenda que ha merecido la atención del pensamiento nacional y ha involucrado a todas las disciplinas, regiones del país, credos y concepciones existentes. Su respuesta significaría descifrar el enigma de la historia de la nación, sintetizada en la frase del personaje Zavalita en la novela de Vargas Llosa: “¿En qué momento se jodió el Perú?”.

No pretendemos dar una respuesta final a tan complejo asunto. Sólo compartir con aquellos colegas, estudiantes, funcionarios y trabajadores no-docentes de la Decana de América que perciben con nosotros el desgobierno, el oportunismo y el autoritarismo que se ha fortalecido y entronizado en nuestra Universidad, una reflexión autocrítica, ética y política sobre nuestra experiencia como grupo de opinión con menos de dos años de existencia. Tal vez a partir de nuestras palabras la reserva ética, moral y organizativa de la colectividad sanmarquina pueda iniciar el proceso de retorno, rescate y fortalecimiento de la vida democrática.

El Estatuto, respecto del manejo de la Universidad, indica que se gobierna autónoma y democráticamente con el concurso de docentes, estudiantes y graduados; asimismo, precisa que el gobierno es ejercido por: a) La Asamblea Universitaria, b) El Consejo Universitario y c) El Consejo de cada Facultad. Las autoridades elegidas tienen el encargo de dirigir la actividad académica, su gestión administrativa, económica y financiera. Esto significa que quienes ejerzan dichos cargos han recibido un mandato temporal para gobernar la Universidad, pero en permanente diálogo y consulta con la Asamblea que tiene la atribución, como órgano superior de gobierno, de aprobar sus planes de desarrollo, evaluar su funcionamiento y resolver en última instancia sobre asuntos de emergencia. En otras palabras, al Rector, a los Vicerrectores y a los Decanos, la comunidad universitaria le ha otorgado la autoridad para ejercerla sobre todo con responsabilidad, con respeto a las leyes y normas, y en constante consulta con los miembros de la colectividad académica para su validación. En este sentido, preocupa que la Asamblea Universitaria se haya reunido con poca frecuencia y que tenga pendiente la aprobación de sus actas, el presupuesto y otros documentos importantes, como, por ejemplo, la Memoria Anual 2007 del Rector, tal como lo dispone el inciso d) del artículo 29 de la Ley Universitaria 23733 y el inciso f) del artículo 78 del Estatuto de la UNMSM.

Muy pocas autoridades en el Perú han asumido sus encargos de gobierno con la suficiente madurez como para equilibrar sus iniciativas, planes y propuestas con el respeto irrestricto a las normas, leyes y prácticas que buscan garantizar la vida democrática, la participación o la discrepancia de la colectividad, no sólo de aquellos que los han elegido. Generalmente, apenas son electos asumen el encargo como si les hubieran obsequiado el país, la institución o la entidad. Gobiernan, como expresó en un lapsus lingue notorio un alto funcionario del gobierno, para quienes votaron por ellos y, podríamos agregar, para quienes en lo sucesivo voten por ellos.

Es decir, la práctica de gobierno se convierte en una búsqueda de anuencia y aceptación acrítica, para hacer y deshacer al libre albedrío del caudillo momentáneo, de la secta que lo rodea, de su grupo de amigos que lo asesoran, o de quienes aprovechan la situación para obtener beneficios con el halago, la adulación y el oportunismo. Autoridades irresponsables que gobiernan como si fueran dueños de los recursos, de la infraestructura y de los puestos sólo conducen al despilfarro, la corrupción y el autoritarismo. Esta mentalidad, que asume el gobierno como un botín, sólo conduce a que el país, la institución o la entidad empiece con cada nuevo gobierno. Por ello no hay continuidad de planes y se reduce la historia a los plazos cortos, la coyuntura, donde lo urgente y personal cede terreno a lo necesario y colectivo.

Los docentes integrantes del grupo de opinión Letras y Números: Consenso, Ética y Responsabilidad nos iniciamos en la vida política universitaria con la intención de construir una alternativa madura y responsable frente al gobierno de la universidad más antigua del continente. Sin afanes electorales, optamos por participar en un Frente Amplio que buscaba darle gobernabilidad, defender la institucionalidad y orientar la actividad universitaria –en el más alto nivel de competencia académica posible- hacia las necesidades de las grandes mayorías de la población. Nuestro apoyo al actual Rector estaba mediado por todo aquello que significase estabilidad y progreso para San Marcos. En tal sentido, propusimos puntos programáticos que, aceptados formalmente por las otras dos organizaciones integrantes de la alianza, condicionaban la naturaleza del respaldo que otorgábamos a la gestión:

a) Racionalización y optimización de los recursos de la Universidad
b) Establecer las bases para la Estabilidad Financiera
c) Fortalecer una Gestión del Conocimiento
d) Estructurar el Cambio Tecnológico
e) Descentralización e integración

En setiembre de 2007, expresamos con un pronunciamiento impreso nuestro alejamiento de la alianza por el incumplimiento del Rector y su agrupación Nueva San Marcos. A partir de ese momento, los sucesos han agravado la situación por la que atraviesa la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En consonancia con lo que ocurre en el Perú, el ejercicio del gobierno muestra marchas y contramarchas frente a puntos fundamentales de la vida universitaria.
Nuevo izquierdismo en San Marcos

El Dr. Luis Izquierdo, como actual Rector, ha logrado que un nuevo izquierdismo gobierne San Marcos. Un nuevo izquierdismo, muy particular, seguro diferente al de las diversas corrientes progresistas que se conocen en la Universidad y a las que no queremos estigmatizar. Más bien ese nuevo término caracteriza a una gestión que no ha tenido el menor interés por racionalizar y optimizar los precarios recursos de la universidad, en la que los más altos cargos remunerados son ocupados a partir de criterios bastante cuestionables; es un nuevo izquierdismo que manipula los órganos de gobiernos, desacata las leyes y normas (ROF, MOFs, decisiones del Comité Electoral) que rigen a la institución. Con estas armas para gobernar, el nuevo izquierdismo ha logrado una mayoría en el Consejo Universitario, a través de la cual impone arbitrarios cambios y despidos, sin mayores argumentos e informes inexactos, así mismo autoriza cuestionables designaciones.

Resulta curioso e irónico que, no obstante su condición de oculista, el Rector Izquierdo no vea, o distinga o aprecie, el tipo de persona que lo halaga y rodea o el tipo de personas a las cuales llama para ocupar diversas posiciones en el buró de la Universidad. Se nota que el Rector está feliz con su gestión. Estos son algunos ejemplos:

a) Raúl González Gamarra, nombrado Coordinador de la Oficina General de Seguridad y Vigilancia de la Universidad (designado por el Rector Izquierdo con resolución rectoral 04501-R-07 del 13/08/07): detenido en pleno ejercicio de funciones el 16 de agosto del 2007, pues resultó ser requisitoriado por homicidio simple por el 31º Juzgado Especializado en lo Penal de Lima y con impedimento de salida por el Delito de Defraudación Tributaria.

b) Carlos Gamarra Mendoza, Asesor I en Gestión Administrativa-Económica y de Presupuesto (designado por el Rector Izquierdo mediante resolución rectoral 04010-R-08 del 02/09/08), pero que resultó ser nada menos que funcionario de la Empresa Municipal Administradora de Peaje de Lima (EMAPE), con quien San Marcos tiene un juicio porque el Rector firmó un convenio lesivo para la Universidad. Ante la flagrante evidencia de una cuestionada relación, una semana después, el Rector Izquierdo, expide la resolución rectoral 04146-R-08 que deja sin efecto la anterior.

Todos estos hechos, y otros que están contra la ley, han sido avalados y aceptados por el nuevo izquierdismo con el único objetivo político de poder controlar las decisiones de los órganos de gobierno e imponer así un gobierno autoritario y cuestionado para la universidad más antigua del continente.

El Rector gobierna la Universidad en forma personal y autoritaria, con la anuencia o el silencio cómplice de muchos sectores, como si fuera su clínica o empresa. No trabaja orgánicamente con la Alta Dirección y prefiere hacerlo a través de consejillos inorgánicos de decanos, algunos de los cuales están cuestionados por la forma de su designación o por el Comité Electoral, como el caso de los decanos de las facultades de Ingeniería de Sistemas e Informática y de Química e Ingeniería Química, respectivamente, y otros más preocupados por otros “temas”, como la Oficina Central de Admisión, el Centro Preuniversitario, la Dirección General de Administración, la Imprenta, la Clínica, Info San Marcos, el estadio, el Club de Fútbol, etc., que por sus propias facultades. El Reglamento de Organización y Funciones, en particular, contiene 16 artículos a través de los cuales se establece un trabajo coordinado con los Vicerrectores que el Rector Izquierdo simplemente obvia.

A la gran mayoría le consta que tenemos Rector a tiempo parcial porque simplemente no apreciamos que se dedique con exclusividad a San Marcos, los siete días de la semana y –ante cualquier eventualidad- atento las 24 horas del día, como sí se han dedicado los anteriores rectores que hemos conocido. El artículo 35 de la ley y el artículo 86 del estatuto establecen con precisión que el cargo de Rector exige dedicación exclusiva y es incompatible con otra función o actividad rentada. El domingo 29 de junio, no se apersonó a constatar la gravedad de los hechos del derrumbamiento del cerco perimetral de la Ciudad Universitaria.

Autoritarismo biopolítico

La voluntad de algunos de los actuales gobernantes de colocar a sus compañeros de partido en todos los lugares se refleja en la política universitaria en el afán de la autoridad principal de controlar la institución en forma global. Ello conduce biopolíticamente a un absolutismo que refrenda el caudillismo demagógico del gobernante de turno. En este punto, coinciden en su rasgo autoritario y totalitario el radicalismo marxistoide, que propugna la disolución del Estado por responder a una clase, en una práctica reivindicativa de los derechos de los excluidos que generalmente termina por excluirlos aún más y la prédica liberal de los oportunistas que consideran que los recursos del Estado pertenecen al gobernante de turno, que puede usarlos como si fuera su propiedad.

Tanto el auténtico liberalismo, que propugna una intervención mínima del gobierno en beneficio de la sociedad como crítica a la razón de Estado, como la filosofía marxista, que propugna la disolución del Estado por una autorregulación de la colectividad al reubicar el gobierno en la sociedad, permiten el libre juego de los individuos en la vida política de las instituciones.

En la experiencia de las gestiones universitarias anteriores eran recurrentes las pugnas y conflictos entre los integrantes de la Alta Dirección. La designación de dichos cargos, surgida del sufragio universal en la Asamblea Universitaria, se convertía en una sorda tensión, lucha y enfrentamiento para ver cual de estas instancias lograba mayor capacidad de decisión y poder. La antigüedad de nuestra normatividad jurídica (la Ley Universitaria vigente es de casi un cuarto de siglo atrás), la carencia de una tradición democrática en la vida universitaria (no hemos cumplido ni una década de haber dejado atrás una intervención), la indolencia de los docentes y estudiantes de prestigio académico para participar en los órganos de gobierno y control (son los mismos cuadros políticos los que se alternan en los gobiernos universitarios), la permanencia de castas corruptas en diversas dependencias administrativas y en dirigencias gremiales (cuya duración triplica el tiempo de los grupos organizados que logran democráticamente acceder al gobierno universitario), en suma, todo ello, constituye una debilidad que, como caldo de cultivo, propicia las crisis periódicas de las universidades públicas como San Marcos.

El Dr. Izquierdo, a pesar de ser un Rector con una evidentemente limitada dedicación a la Universidad, desarrolla una gestión que ha alterado la vida democrática de toda la universidad. No hay ámbito institucional que no haya sido afectado por una política que desconoce las normas para imponer cambios sin criterio académico ni técnico. Por ello, la comunidad universitaria percibe que cualquier acto cotidiano se ha politizado al pretenderse imponer decisiones arbitrarias que afectan incluso las interacciones básicas del quehacer formativo.

En esto radica su autoritarismo biopolítico, entendiendo por este último concepto al modo por el que la práctica gubernamental logra inmiscuirse en todas las acciones de los seres humanos de una institución. De manera que los actos más elementales de la convivencia humana institucional, como el opinar, el mostrar criterio o aceptación ante la solución de problemas, todo, hasta el mismo hecho de estar trabajando o el alimentarse, constituye motivo de sospecha, pasible de chismes y denuncias que originan despidos, traslados y cambios, al punto que las personas tienen miedo de hablar porque temen perder el sustento honesto de sus hogares que aparece como un delito.

Este es el trastrocamiento, la alteración, el mundo al revés que este autoritarismo biopolítico propugna, donde lo ético, lo honesto, el respeto a las leyes, los fueros e instancias propias del trabajo responsable se ven como enemigos y reducidos a un control o extinguidos. Pero esta biopolítica autoritaria no se puede enquistar en una institución sin la complicidad y la anuencia de las instancias internas, de aquellos que, elegidos para defender el libre juego de las actividades académicas, tienen la obligación ética de desarrollar una práctica, una forma de actuar orientada hacia la consecución de objetivos. Esta práctica, a su vez, debería alimentarse a sí misma a través de la reflexión continua, la crítica y el diálogo democrático, que respete por ende instancias y fueros respectivos.

Es decir, en el plano de la universidad la única razón de existir del gobierno central y la alta dirección consiste en respetar, propiciar y alentar la pertinencia de las labores de cada instancia, en especial de la actividad académica existente en las diversas Facultades. Asimismo, para maximizar, optimizar y racionalizar su labor, éstas deben centrarse en su objetivos propios y facilitar al gobierno central, a la Alta Dirección, el diseño de una estrategia global e integral para la totalidad de la Universidad, de manera que ésta se oriente hacia metas cada vez más ambiciosas, en beneficio no sólo de la institución sino sobre todo de la nación.

El nuevo izquierdismo se sostiene por una gestión de algunos decanos que, desconociendo normas y leyes, pretenden controlar instancias ajenas a sus Facultades y especialidades. Alentados por este autoritarismo biopolítico, asumen que tienen injerencia en áreas distintas como la Oficina Central de Admisión, en Centro Preuniversitario, la Clínica Universitaria, la Imprenta, y ahora casi toda dependencia de la Universidad. Resulta imposible de sostener que el inmiscuirse en dichas dependencias tenga algo que ver con los planes de desarrollo y funcionamiento de sus Facultades. Asimismo, el carácter de su elección por tres años, para servir a la institución universitaria, implica la necesaria subordinación de sus decisiones a los Consejos de Facultad, Universitario, y a la Asamblea para todo aquello que implique modificar normas, funciones y responsabilidades de la actividad institucional. También deberían reflexionar sobre el hecho de que, terminado su periodo, la comunidad universitaria los juzgará en función de sus decisiones, de modo que la anuencia, el silencio cómplice y la no defensa de las normas, fueros e instancias constituyen también un delito, cuya sanción puede tardar pero finalmente llegará.

Por supuesto, ahora, no sólo no respetan, no se miden en su capacidad de injerencia en fueros propios del gobierno central y la alta dirección, imaginan que todo lo pueden hacer y que nadie los detendrá. Con la misma vehemencia y justificación con que se inmiscuyen en la gestión general podrían preguntarse: ¿para qué necesitamos Rector y Alta Dirección? El problema es que dicha interrogante también puede ser formulada en contra de ellos mismos: ¿para qué necesitamos decanos si las escuelas y departamentos somos los que sostenemos todo? Como se aprecia, el verdadero riesgo de una biopolítica autoritaria es que tiende a la anarquía, al caos, a la extinción. Por ello, las universidades públicas latinoamericanas que han logrado ubicarse entre las mejores del mundo han desterrado esta práctica que hoy vemos, lamentablemente, florecer en la universidad Decana de América. Es bueno tener en cuenta que en estas universidades ya no se puede llegar a ser profesor titular y, menos autoridad sin tener el grado de doctor, nivel PhD y una notable producción científica registrada en el Science Citation Index.

Definitivamente, este autoritarismo biopolítico atenta contra la vida democrática de la Universidad. Por todo lo antes explicado, entendemos por qué no acepta ninguna crítica, que sería una muestra de optimización de las labores, y, por el contrario, considera enemigo a quien se atreve a disentir de resoluciones rectorales capciosas que colocan a anuentes o funcionales al manejo del poder para oscuros proyectos políticos. Los docentes adherentes al grupo de opinión Letras y Números: Consenso, Ética y Responsabilidad somos conscientes de que opiniones como las expresadas en este pronunciamiento, a pesar de exhortar e invocar, honesta y auténticamente, a que se reflexione y enmiende el camino, serán interpretadas como una declaración de guerra, sobre todo por quienes, sin ser docentes ni académicos, ni nada, se han convertido en el poder oculto de la gestión y esencia del autoritarismo biopolítico. Por encima de todo, tenemos la obligación ética y política de defender a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de ser fieles con nuestra conciencia y de alertar a la mayoría honesta de nuestra comunidad universitaria.

En tal sentido, la defensa de la gobernabilidad en San Marcos pasa por esclarecer que esta política no busca mejores medios para conseguir objetivos sino que los medios son su objetivo, por lo que terminará destruyendo la Universidad. No es una reforma ni una revolución de la gestión universitaria como las impulsadas previamente por las universidades públicas que, en otros países, han logrado dar un salto y ubicarse entre las mejores del mundo. Se trata de una involución, un regresar a los tiempos en los que la universidad era medieval, colonial y nobiliaria, es decir, premoderna.

Descalabro económico

La siempre delicada situación económica de la Universidad se ha visto agravada estos dos últimos meses con una pérdida económica de –por lo menos- cuatro (4) millones de Nuevos Soles, sin considerar los dos adelantos otorgados a la constructora de la obra del Comedor Universitario sin que ésta se haya terminado de construir y para colmo, ahora, en juicio. En el último examen de admisión se esperaba obtener un saldo a favor de seis millones y sólo se consiguió tres y medio. En el Centro Preuniversitario se ha tenido la inscripción más baja de postulantes de los últimos años, lo que ha traído un perjuicio económico de otro millón y medio de Nuevos Soles. Todo por los desatinos del nuevo izquierdismo en San Marcos.

Centros de producción

En relación a los Centros de Producción, según información de la página web, San Marcos tiene 27 centros: los seis más importantes bajo dependencia del Rectorado y Vicerrectorado Académico y 21 en las facultades. Ahora se ha decidido intervenir (reorganizar) sólo a los seis centros de producción dependiente de la administración central a partir de un informe inexacto y sesgado elaborado por un grupo de decanos designados por el Rector. El informe de los decanos contiene imputaciones falsas como la que no han formulado sus estados financieros, cuando bien saben que ello es responsabilidad –por ley- de las oficinas del área administrativa. Se dice que no generan remanentes cuando se sabe que el Fondo de Reserva Financiera, administrado por el Rectorado, capta automáticamente todo lo generado por la Oficina Central de Admisión, el Centro Preuniversitario, la Imprenta, la Clínica Universitaria, y otros, a través de transferencias automáticas. Ningún centro, ni unidad administra y dispone de sus propios recursos. El informe también indica que la mayoría de ellos tienen saldos negativos cuando la característica de los centros más importantes son las deudas por cobrar que, curiosamente, la propia administración central adeuda. Solo la Oficina de Relaciones Públicas debe aproximadamente 145 mil Nuevos Soles por la impresión de San Marcos al Día. Así fácil es publicar, sin pagar. Las deudas por cobrar superan el millón de Nuevos Soles.

Otra aberración del informe es la de incluir en el análisis a la Oficina General del Sistema de Biblioteca y Biblioteca Central como un centro de producción ¿increíble?
De otro lado ¿qué se sabe acerca de la “bonanza” de los 21 centros de producción en las facultades? Nada. ¿Serán estos centros de las facultades rentables?
¿Cuál es el interés detrás de informes inexactos y sesgados?

Panorama desolador de la Ciudad Universitaria

Es lamentable el aspecto de la Ciudad Universitaria, con muros derruidos, paredes pintadas, edificios en estado ruinoso, baños sucios, academias preuniversitarias ilegales, ferias comerciales de gente ajena a la comunidad académica, robos frecuentes y asaltos a mano armada, suciedad y descontrol; por igual, preocupan el problema del comedor con la obra paralizada y en juicio, y las denuncias de robos de alimentos. Estas situaciones expresan la crisis que vivimos y son de exclusiva responsabilidad del nuevo autoritarismo biopolítico en San Marcos.

¿Quién es la autoridad en la Ciudad Universitaria en las tardes, cuando no está el Rector? Como dice el adagio: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

Homologación

Está anunciado por el propio presidente que no se aumentará a ningún empleado estatal. En ese sentido, la lucha por la homologación que se avecina tendrá nuevamente en el Rector al principal enemigo porque él persiste en incrementar el caos y el desgobierno en la Universidad.

Se repite otra vez el silencio, ¿por qué el Rector y su Consejo Universitario no han emitido un pronunciamiento público que demande con argumentos al gobierno el cumplimiento del último tramo de la homologación?

En tal sentido, hacemos un llamado a los docentes, estudiantes y trabajadores de San Marcos a asumir una posición responsable.

Intercambio Vial

El problema más grave que tiene San Marcos está relacionado con el intercambio vial. El Rector firmó indebidamente, el 24 de octubre del año 2007, un convenio marco sin autorización del Consejo Universitario, como lo manda el inciso c) del artículo 32 de la Ley Universitaria. Muchos, incluyendo el Rector y el grupo de decanos anuentes que ahora se rasgan las vestiduras falsamente señalando su rechazo a tal cesión de terreno, estuvieron de acuerdo en la Asamblea Universitaria del 21 de diciembre del año 2007 y avalaron ese convenio en una discutida votación de 31 votos a favor del convenio, 29 en contra y 20 abstenciones. Por el contrario, quienes nos opusimos y expresamos en defensa de la universidad nuestra opinión en los medios de comunicación fuimos amenazados y sancionados por el Rector Izquierdo, que ante la reacción estudiantil y docente, retrocedió en su afán de acallar a quienes como profesores teníamos estatutariamente el deber de defender el patrimonio de nuestra casa de estudios.

Sería bueno que nos respondan con toda sinceridad a las siguientes preguntas:
¿Quién fue el que trajo el proyecto Intercambio Vial Av. Venezuela y Av. Universitaria a San Marcos? ¿O es que el proyecto cayó del cielo, y llegó solo al Consejo Universitario? ¿Quién, Dr. Izquierdo?
¿Quién firmó el Convenio Marco con EMAPE, sin autorización del Consejo Universitario, el 24 de octubre del año 2007?
¿Quiénes fueron los que, en la Asamblea Universitaria del 21 de diciembre de 2007, votaron a favor de la continuidad del Convenio Marco? ¿No recuerda que fue usted, Rector Izquierdo, junto a su grupo de Nueva San Marcos y a sus decanos asesores?

Ahora después de un año, el Alcalde Castañeda apoyándose en dicho Convenio Marco está recurriendo a la práctica de los hechos consumados, con una obra que será entregada –sí o sí- en forma inconclusa, generando el malestar de los vecinos, colocándonos a la opinión pública en contra y, sin el menor respeto por una institución de educación superior como San Marcos, colocando en riesgo la vida y la integridad física de los miembros de la comunidad sanmarquina. Para ello recurre a la mala información. En ese contexto, el silencio y la inacción de la máxima autoridad de la Universidad benefician a la posición de la Municipalidad de Lima.

Ante la campaña agresiva del Alcalde Castañeda, es necesario resaltar –a través de cartas abiertas- que hay una solución al problema y que ésta pasa por aceptar la opinión del Colegio de Ingenieros del Perú. No basta prometer o decir, en forma simplona, que no se hará el anillo –como aparece en los diarios-, eso sólo nos pone a la opinión pública en contra. Es necesario mostrar nuestros sólidos argumentos y denunciar el maltrato a la universidad. ¿Por qué no se asume esa posición con firmeza? Si San Marcos gana el juicio, ¿a quién va a responsabilizar EMAPE?: a aquellos que sin autorización firmaron documentos.

Una sesión extraordinaria de la Asamblea Universitaria, trasmitida en directo por Internet a toda la comunidad universitaria, debe tratar y resolver este asunto.

¡POR LA DEFENSA DE SAN MARCOS! ¡CONTRA LA ILEGALIDAD EN SAN MARCOS! ¡CONTRA EL AUTORITARISMO, EL CAOS Y EL DESGOBIERNO!

Ciudad Universitaria, 30 de octubre de 2008.

Manifiesto

LETRAS Y NÚMEROS. Consenso, Ética y Responsabilidad

SAN MARCOS: UNA RESPONSABILIDAD COLECTIVA

Es tiempo de asumir por completo los 456 años de nuestra vida institucional. La Universidad Decana de América no puede ser el botín de un puñado de personas o de un solo individuo. San Marcos somos todos porque las consecuencias de cualquier fracaso o derrota las sufriremos todos sin distingos de ningún tipo. En una etapa particularmente decisiva para el futuro de la universidad pública, en el contexto latinoamericano y mundial, debemos enfatizar que la responsabilidad frente al destino de la universidad más antigua del país es, en primer lugar, de toda la comunidad universitaria sanmarquina.

Como universidad patrimonio del Perú, nuestra experiencia nos señala con claridad cuáles son los graves errores del pasado que debemos evitar. Caudillismo, intolerancia, sectarismo, radicalismo, oportunismo e impunidad propician enjuiciamientos apresurados e interesados, decisiones autoritarias y arbitrarias, improvisación y carencia de perspectiva. Es la añeja visión pigmea encerrada en cuatro paredes que termina por postergar eternamente el desarrollo académico y cultiva la división en quienes deberían estar trabajando unidos en forma natural.

Frente a ello enarbolamos la convicción de que la Universidad Mayor del país es una responsabilidad colectiva. Subordinar los intereses personales, las ideologías sectarias y las necesidades corporativas al engrandecimiento de San Marcos define una política para la universidad de profunda repercusión porque la propia universidad como política supone un rechazo ético a los males históricos y una apuesta por un cambio, una reforma que nos permita construir la calidad de la formación superior que nos ubique entre las mejores del continente.

Todo esfuerzo colectivo requiere del diálogo y el consenso. No se trata de hipotecar nuestra responsabilidad a un grupo de personas ni de declarar principios abstractos que no se reflejen en nuestra labor cotidiana. En esa estrategia coinciden liberales y fundamentalistas que desean gobernar en base al descrédito de lo consensual y comunitario. Para una Universidad como San Marcos, con un compromiso histórico a favor del desarrollo social del país, el diálogo como compromiso con la universidad no es una simple palabra o una promesa sino una permanente práctica que democratiza las decisiones en cada instancia de conformidad con puntos específico de acuerdo sobre los que no debe existir ningún tipo de dudas.

En tal sentido, nuestra identidad como movimiento que congrega a la comunidad universitaria de San Marcos se fundamenta en principios que podemos resumir en los siguientes:

1º Hacia una universidad nacional globalizada

Para las universidades públicas de América Latina, el consolidar una formación académica confiable, el generar nuevos conocimientos e innovaciones tecnológicas son requisitos para la sobrevivencia. La internacionalización de la educación superior está en marcha y es inevitable. Ella supone cambios profundos en la dinámica del aprendizaje, en los instrumentos de evaluación, en el establecimiento de metas y de objetivos de conformidad con estándares internacionales. La calidad académica, la acreditación y la descentralización, así como el compromiso institucional para contribuir a la inserción del Perú en la Sociedad del Conocimiento, deben ser los soportes de San Marcos en la era de la globalización. La Decana de América tiene que dialogar con otras en el plano regional e internacional y construir un entorno de interacciones recíprocas.

2º Palabra y acción: Proyecto Político Educativo

Debemos construir una tradición de diálogo y consenso entre los miembros de la comunidad universitaria. Consolidar el espacio que San Marcos ha ganado a través de sus 456 años de vida institucional, no solamente por su significación histórica sino por su aporte a la sociedad peruana. La meta es formar profesionales e intelectuales altamente capacitados en las diferentes áreas del saber, con la vocación de servir a nuestra nación. Ello supone asumir con responsabilidad nuestras palabras y propuestas, que deben tomar cuerpo en el Proyecto Político Educativo (PPE) de San Marcos.

Este aparece como un instrumento esencial para que la universidad pueda enfrentar los retos y exigencias futuras en materia de la tarea de formación académica y generación de conocimientos. Su formulación permite precisar el conjunto de valores, presupuestos y acciones que deben orientar la actividad formativa universitaria. En tal sentido, el proyecto debe ser expresión de la voluntad y el consenso de toda la comunidad y asumirse como continuidad independientemente de los posibles cambios en la dirección y gestión de la Universidad. Sólo así puede ser efectivo como instrumento, en la medida de que al ser construido de forma integral, reflexiva, consciente y sistemática permita a la colectividad universitaria anticipar los cambios venideros para posicionarse de un espacio en la sociedad y el mercado competitivos y cambiantes.

Para San Marcos, el PPE significa el logro de su madurez como institución. Es decir, la clara comprensión y aceptación por parte de sus autoridades, docentes, estudiantes y trabajadores de la necesidad de superar etapas previas de enfrentamiento, rencillas, divisiones internas para concertar y dialogar en búsqueda de una alternativa de desarrollo institucional que beneficie a todos.

3º Gestión del conocimiento y comunidad académica

Somos universidad, no empresa. Lo que debe distinguir a nuestra institución no es exclusivamente una gestión administrativa moderna y eficiente, sino sobre todo una gestión orientada hacia la producción de nuevos conocimientos. Preparar a los estudiantes en función de la construcción de un mundo basado en el saber exige la asimilación de las nuevas tecnologías a la práctica de enseñanza superior. En particular, las aulas virtuales, foros cibernéticos, redes de interés, redes avanzadas, plataformas de información para el intercambio crítico; constituirán el rostro virtual de la universidad del mañana.

Tenemos que imaginar nuestra tarea docente de la mano de esa revolución cognoscitiva. Se ha configurado un nuevo escenario de consumidores súper informados, mercados globalizados, demandas direccionadas e información que transitan por los más diversos canales. En ese entorno debemos transitar de una formación académica que busca optimizar la información y distribuirla a una que pretende innovar y generar nuevos conocimientos, pero dicho cambio sólo será viable si dotamos a la capacidad instalada mental de condiciones para su gestión. Desde esa perspectiva el ejercicio del gobierno de la Universidad conlleva una responsabilidad compartida con una comunidad académica y un compromiso ético ineludible frente a la colectividad.

4º Reforma curricular integral y permanente

Una reforma administrativa o el ordenamiento institucional son necesarios pero no garantizan una mejora sustantiva en la enseñanza que impartimos. Como cualquier entidad que pretenden proyectar su actividad hacia nuevos horizontes, debemos realizar un esfuerzo serio de evaluar nuestros planes de estudio en pregrado y posgrado, para estar en condiciones de potenciar las diversas disciplinas que impartimos y de identificar la nueva oferta educativa de San Marcos, de formación especializada o técnica. Debemos pensar nuestro crecimiento como una gran posibilidad de consolidar nuestra presencia educativa en todo el ámbito metropolitano. Sólo impulsando colectivamente una reforma curricular integral y permanente en los próximos años podremos ubicar la formación académica que se imparte en nuestras veinte facultades de conformidad con los estándares internacionales. Ello constituye la base para la consolidación de nuestra imagen internacional y para consolidar un liderazgo real entre las instituciones de educación superior.

5º Una formación académica para la investigación

Promover la investigación científica, tecnológica y humanista orientada fundamentalmente al desarrollo nacional. Se hace necesario modificar los moldes altamente escolarizados de la formación académica en el pregrado e introducir programas de iniciación científica, a fin de ofrecer al estudiante sanmarquino un primer contacto con la práctica de la investigación académica orientada a la búsqueda de la verdad y del nuevo conocimiento. El propósito es internacionalizar nuestra imagen de ciencia, a través del incremento de la producción científica, que debe reflejar la importancia y trascendencia de nuestras investigaciones. Para ello será importante fortalecer nuestros postgrados mediante una estrecha vinculación con la investigación, que promueva no sólo a las diversas disciplinas, sino la confluencia multidisciplinaria, interdisciplinarias y transdisciplinaria. Debemos convertir nuestra casa de estudios en una universidad para la investigación si deseamos estar entre las mejores universidades del mundo. Abandonar la tiza y el dictado para promover la creatividad y la investigación, desde los primeros semestres, para que todo nuestro sistema universitario promueva búsqueda de la verdad, el entendimiento y generación del conocimiento. Eso supone apoyar el talento, incentivar la creatividad, apostar por la innovación e incluso convocar a los egresados no sólo para ponerse al día, sino para aportar con su experiencia.

¿Quiénes somos?

Somos un grupo de opinión conformado por docentes de las universidades públicas y privadas del Perú. En este espacio virtual buscamos compartir con los interesados nuestras reflexiones y propuestas en torno a la educación superior, con el objeto de contribuir al desarrollo de una conciencia nacional sobre su importancia.